Historia mínima de Yonatan y Braian, dos fieros cowboys.
Llegaron esa mañana cuando Valeria descubrío que le habían entrado al local y después que miró detenidamente esperando encontrar algo más que los 150 mangos que faltaban de la caja, tal vez restos de orín entre las bolsas grandes de yerbas, harinas y cacao o algún valioso frasco roto Los llamó después de acudir a la comisaría que la Federal tiene y en la que le negaron toda atención, porque "no es nuestra juridicción" . Así que entonces llamó al 911 porque básicamente, faltaba aún recorrer el depósito , puerta cerrada mediante.
Al rato los representantes llegaron al lugar, mezcla extraña entre robocop y cañuto cañete, y se quedaron afuera escuchando el relato de Valeria. Tres veces la interumpieron para preguntarle si la relación con su marido era buena, porque el hecho, dijeron, parecía un "mandado pasional". Ante la negativa costante y ya algo indignada, los guasones entraron, armas en mano y recorrieron el localcito, siempre preparados sus artefactos por si algo pasaba. Los frascos con yuyos, los decentes estantes, la mercancía prefecta. Con la típica patada, abrieron la puerta del depósito . Valería escuchó entonces desde detrás de la vidriera la voz del cana : " salí hijo de puta o te mato".
Se corrió y se paralizó, inherte y pálida, y fue entonces que escuchó las carcajadas que los oficiales le dedicaban.
Los fieros se retiraron tratando de desenredar el auricular del mp3 del celular donde sonaba el polaco y por qué te fuiste
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