lunes, 24 de octubre de 2011

QUEREMOS TANTO A CRISTINA

Ayer, la plaza otra vez. En la espera, entre canción y canción , y baile y baile por momentos, gambeteando entre la emoción y el análisis llegué a enhebrar algunas ideas.


Lo primero que sentí, fue la alegría de presenciar una época histórica. Leeré en los libros estos avatares , la victoria  épica de un pueblo por sobre cualquier interés capitalista.

Sentí mucho amor: en viejos , en jóvenes, en jóvenes, en jóvenes alegres, en las parejitas, en las señoras con banderas . A todos se nos escapaba la felicidad. Sentí pasión por todos: ellos y nosotros.

Sentí lástima por aquellos que no pueden sentir , que no aman y no creen, pobres tipos en sus countries, presos de sus medios, en sus garitas y en su odio. Ayer votaron a Pino, hoy a Macri.

Y siento orgullo por la presi, dirán los incrédulos que nos pagaron para ir, para votar, que estamos fanatizados y ciegos.(Escucho al gil de Nelson Castro decir que ganó porque hizo creíble su discurso, pareciéndose a Susana Gimenez...).

Pero no soy ciega ni ignorante: basta con escuchar y ver quiénes están  con  ella:  las madres, las abuelas, los incluídos, los trabajadores. Me basta saber que Pando la odia, que la señora de barrio Norte no la quiere , que la Nación no pierde ocasión de matarla.

Por eso queremos tanto a Cristina.

4 comentarios:

Paola dijo...

Un beso a mi amor, nos acompañamos y vivimos juntos esto tan hermoso.

Daniel dijo...

Buenísimo. Pero estabas cerca del escenario, por la foto.
Yo estaba justo atrás de la pirámide.

Abrazo.

Udi dijo...

Ni los sueños más húmedos de algún cincuentón como quién escribe pueden dar cuenta de la inmensa alegría colectiva que abrazaba ayer noche a los compatriotas que se allegaron a la histórica plaza de Mayo.
El pueblo argentino, que sufrió, resistió y combatió (como pudo y supo) dictaduras aciagas y gobiernos democráticos no menos dañinos, demostró que no come vidrio: Cada mención de nuestra presidenta a los líderes latinoamericanos fue recibida con mareas de aplausos y vítores, salvo los conspicuos casos de los muy constitucionales también presidentes de Chile y Colombia.
Requerido que fue el polígrafo del Barrio La República para emitir opinión fundamentada (léase: dejar de babearse como un idiota con una sonrisa ídem) sobre la magnitud y carácter de los acontecimientos, sólo pudo esbozar la siguiente comprobación:

¡Qué felicidad es ver a los jóvenes cantar, bailar, marchar con alegría, sin rictus de crispación en sus felices rostros!
¡Qué enorme avance para nuestro pueblo es que esos jóvenes sientan que la trascendencia los impregna, los envuelve y empodera sin contracturarlos!
¡Qué alegría implica sentirse parte de la más noble de las manifestaciones: la del pueblo!

Bueno, nada más
O sí, ya que estamos pletóricos: besos, muchos besos Paola...

Paola dijo...

Daniel, un compañero me dijo que me vió por la tv pública...estábamos ahicito nomás.

udi, gracias otra vez