domingo, 13 de junio de 2010

Solidaridad con una laburante.


Si el ministro Pro, Esteban Bullrich, con su corrección política y su palabra que acierta conformar a una sociedad tilinga pero cool, sancionará a la directora que estuvo pidiendo durante cinco años la reparación del sistema de gas de la escuela que gestiona, cuál es el castigo que se corresponde con la desidia de esta gente?

Pareciera, que para cierto discurso bien avenido todos son motochorros o piqueteros, que los trapitos son asesinos o los limpiavidrios criminales seriales, y que sólo escapan a estas clasificaciones si los pobres son decentemente callados, atados , amordazados, domesticados.

Si los pibes comen fría la comida o se congelan en las aulas, no interesa tanto como repavimentar San Telmo, o poner bellas las plazas. O la función del Colón. El caos es producido por un "ellos",desacatado, que se empeña en no aguantar con hidalguía el sufrimiento.

Pareciera, también, que para los medios hegemónicos, vale el piquete del puente Gualeguaychú pero no el de estos chicos, atorrantitos, zurditos, quilomberos. Unos se envenenan, los otros se congelan.
Pareciera que la protesta es válida si viene sobre cuatro por cuatro o con cacerolas .

Mi solidaridad con la directoria María Sorace, no se si vale mucho o poco este apoyo. La vi en la entrevista de c5N, soportar con hidalguía y coherencia la estupìdez con que una periodista ,más cerca de la peluquería que de la biblioteca, la abordaba. No la conozco , me basta ser docente y haberla escuchado enfrentar lo instituído y las bicicleteadas.

Mi solidaridad, porque además se huele ese tufo a guiso podrido cuando las voces se levantan desde abajo y entonces, alegando buenas formas, se las pretende ensuciar. Y silenciar.

jueves, 10 de junio de 2010

Policías en acción.

Historia mínima de Yonatan y Braian, dos fieros cowboys.

Llegaron esa mañana cuando Valeria descubrío que le habían entrado al local y después que miró detenidamente esperando encontrar algo más que los 150 mangos que faltaban de la caja, tal vez restos de orín entre las bolsas grandes de yerbas, harinas y cacao o algún valioso frasco roto Los llamó después de acudir a la comisaría que la Federal tiene y en la que le negaron toda atención, porque "no es nuestra juridicción" . Así que entonces llamó al 911 porque básicamente, faltaba aún recorrer el depósito , puerta cerrada mediante.
Al rato los representantes llegaron al lugar, mezcla extraña entre robocop y cañuto cañete, y se quedaron afuera escuchando el relato de Valeria. Tres veces la interumpieron para preguntarle si la relación con su marido era buena, porque el hecho, dijeron, parecía un "mandado pasional". Ante la negativa costante y ya algo indignada, los guasones entraron, armas en mano y recorrieron el localcito, siempre preparados sus artefactos por si algo pasaba. Los frascos con yuyos, los decentes estantes, la mercancía prefecta. Con la típica patada, abrieron la puerta del depósito . Valería escuchó entonces desde detrás de la vidriera la voz del cana : " salí hijo de puta o te mato".
Se corrió y se paralizó, inherte y pálida, y fue entonces que escuchó las carcajadas que los oficiales le dedicaban.

Los fieros se retiraron tratando de desenredar el auricular del mp3 del celular donde sonaba el polaco y por qué te fuiste

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